martes, 16 de noviembre de 2010

EL DUCTIL ARTE DE LA DESINFORMACION

Cuando a principios de este año el presidente Chávez anunció la devaluación del bolívar pensé: "Por fin una medida de política económica!!" No que uno desease una devaluación. Pero para un gobierno cuyas más importantes medidas económicas venían siendo la determinación del horario en que podíamos encender
las luces del pesebre y cómo y por cuántos minutos bañarnos, una devaluación es un paso adelante.
O atrás, según se vea.

Pero llama la atención la manera cómo se hace el anuncio: “devaluamos la
moneda para fortalecer nuestra economía, sobre todo el dólar petrolero”.
En economía se entiende que una moneda más débil (devaluada o depreciada,
según sea lo que se dé), abarata y por ende hace más atractivos los
productos de exportación, mientras que encarece (y por ende desestimula)
la importación. Bien lo sabe Estados Unidos, quien no se ha visto motivado
(y tampoco posibilitado) a fortalecer su dólar, mientras los europeos, en
especial Alemania, continuamente se quejan de la excesiva fortaleza del
euro y China se niega a revallualar. Sin ir muy lejos, Colombia desde un tiempo
para acá se ha visto obligada a intervenir periódicamente a fin de frenar la tendencia a la
apreciación que viene presentando su moneda.

Pero en el caso Venezolano, donde los principales productos de exportación
son las barcazas con plantas eléctricas, ambulancias, aviones, etc… etc...
donados a diestra y siniestra, es obvio pensar que no veremos ningún
beneficio de esta medida. Por el contrario, nuestra "soberanía
alimentaria” de escoger a qué país le compramos TODO lo que comemos,
podría verse reducida: compraremos donde y cuanto nos alcance. Así que la
primera y más obvia consecuencia de tal medida, es la inflación.
Aplicar un control cambiario equivale a pisar voluntariamente una mina
explosiva: no se sabe cómo quitar el pie. El ajuste se había postergado
demasiado y pienso que mejor habría sido implementarlo de manera gradual:
20% y 100% de un solo golpe es difícil de asimilar, y menos en las
condiciones en que se encuentra nuestra economía actualmente. Y, dada la
tendencia de nuestro presidente de hacernos retroceder en el tiempo, un
dólar a 4,30 era de esperarse. Pero el anuncio  hecho en esta oportunidad no advertía
nada sobre la inflación. Solo hacía referencia a los recursos que dicha
medida, de manera casi mágica, le reportará al gobierno: cada dólar se
convertirá en mas bolívares que podrán usarse para comprar o cuando menos
influenciar el voto en este año electoral. Bueno, ellos no lo dijeron
exactamente con estas palabras. En su lugar hablaron de mejorar los
programas sociales… Pero se entiende lo que querían decir. Peor aún.
Tres meses antes el ministro Rodríguez Araque aseguró que no tenían planteada una
devaluación; de hecho el presupuesto fue elaborado con dólar a 2,15. ¿Una
medida tan importante fue producto de la improvisación?

Sin embargo, ya estamos acostumbrados a ser desinformados por el gobierno.
Recordemos:
a) El problema de la electricidad se debe a nuestra excesiva riqueza, que
ha elevado enormemente la demanda de kilovatios. Nunca se debe a que ellos
a la par no fueron invirtiendo para asegurar un ritmo creciente en la
oferta (ni siquiera para mantenerla), como era de esperarse. Como no nos
creímos eso mucho, inventaron entonces que el problema era mundial:
resultaba entonces que la tan cacareada “crisis energética mundial” no
tenía nada que ver con aquello de buscar fuentes alternativas de energía,
preferiblemente menos contaminantes. No, se trataba de que todo el mundo
está a oscuras. Extraño puesto que, por ejemplo, en Europa con todo y el
crudo invierno que están atravesando, no ha habido fallas en el suministro
de ninguna fuente de energía. Por suerte (o desgracia) dejó de llover. Así
que el Niño fue la excusa. El problema es que este fenómeno, como bien lo
dijo el profesor Tineo, es periódico. Y no es la primera vez que nos
afecta, sin las consecuencias que ahora se le imputan. Bueno, también
aseguró Chávez que parte del problema se debe al proceso de sustitución en
El Guri de tecnología obsoleta y altamente contamínate (funciona a gas y
gasoil) por tecnología menos contaminante, por aquello que “del éxito de
nuestra revolución depende el futuro del planeta”. Lo que no logramos
entender es cómo por un lado nos preocupamos por el ambiente y por el otro
se obliga a centros comerciales y hogares a instalar plantas eléctricas,
de por sí contaminantes.

b) En nuestro país, sólo el 6% de los hogares están en pobreza extrema, lo
que equivale a unos dos millones de personas. Esas fueron las
declaraciones de Eljuri, encargado de las estadisticas del país. Esta si es más difícil de creer.
¿Será que borraron de un plomazo, perdón plumazo, todos los cerros de
Caracas?

Para finalizar, debo confesar que el título utilizado en este escrito es
tomado de entre líneas de un libro que leí sobre la historia de Calígula.
Con ello se hacía referencia a cómo el senado romano inició una campaña de
desinformación haciendo creer al pueblo que el emperador estaba loco, pues
había nombrado senador a su caballo Incitatus. Aparentemente, lo que
sucedió fue que Calígula, refiriéndose a la ineptitud de sus senadores,
dijo que de haber nombrado a su caballo como diputado de la asamblea
nacional, perdón como senador, éste lo habría hecho mucho mejor.

Bueno como decía el chiste que circulaba hace poco por los celulares, ya
que de animales hablamos: al menos los chinos cambian de animal todos los
años.

viernes, 5 de noviembre de 2010

COLOMBIA QUEDA LEJOS DE VENEZUELA

No se asusten. Colombia sigue estando allí donde siempre. Chávez puede
haber cambiado los símbolos patrios, el nombre del país, la moneda, la
hora legal…, pero no ha logrado cambiar la ubicación geográfica de
Venezuela, aún cuando en algún momento pretendió modificar nuestros
límites al señalar que “Venezuela limita al sur con las FARC”. Ahora,
volvemos a limitar por el sur con Colombia, pues las FARC se mudaron para
este lado de la frontera.

Colombia está lejos de Venezuela desde el punto de vista de calidad de
vida. Después de varios años sin ir, en una reciente visita que hice a ese
país, recorriendo diversas ciudades, siempre por tierra, pude constatar
con profunda tristeza esta realidad:

1) Respeto a los bienes públicos y privados: A escasas tres semanas de las
elecciones presidenciales que dieron la victoria a Juan Manuel Santos,
no había una pared rayada o empapelada con propaganda a favor o en contra
de ningún candidato. La poca propaganda visible se limitaba a una que otra
valla publicitaria, cuya cuantía está normada. Ello contrasta con los carnavales
en que se transforma nuestra país ante cualquier proceso electoral, donde aún
subsisten los SI y NO en paredes de casas, terrenos, puentes, defensas de
las carreteras…, y que ya no sabemos si eran a favor o en contra de Chávez,
por no hablar de los gigantescos pendones que en su momento colgaron de edificios públicos.

2) No al culto a la personalidad: No tengo idea de cómo se llaman y lucen
las máximas autoridades de las distintas ciudades visitadas, puesto que,
no obstante las cuantiosas obras que se están llevando a cabo a lo largo
del país, no hay usa sola valla con sus fotos. En su lugar están las obras
hechas y en ejecución. Se entiende que las lleva a cabo la alcaldía, la
gobernación, el Estado ¿Para qué un cartel para anunciar lo que está a la
vista? ¿Por qué atribuirle la obra al gobernante de turno si quien la hace
es el despacho a su cargo? Los escasos y minúsculos carteles se limitan a
dar información sobre la obra en ejecución, incluyendo fecha de
vencimiento, después de la cual será multada la empresa contratista si no
está finiquitada. Nada parecido a nuestro país, donde la ausencia de obras
se suple con abundancia de carteles gigantescos, y donde además ahora
debemos decidir si prestarle atención al aviso de curva peligrosa o
mirarle la cara al gobernador del estado, en un muy sui generis estilo de
señales de tránsito, que no se corresponden con los estándares mundiales
aceptados.

3) Abastecimiento: hablemos sólo de los abastos. Todos ellos ofrecen una
amplísima variedad de productos, marcas, formas y presentaciones, para
atender las necesidades y posibilidades de los consumidores. Nada parecido
a nuestro país, donde el desabastecimiento está por el orden del 17% y la
ausencia supera el 60%.

4) Seguridad: los colombianos están orgullosos de haber recuperado sus
calles y carreteras, a lo largo de las cuales se puede circular incluso a
altas horas de la noche. ¿Podemos hacer eso en nuestro país o incluso en
nuestra otrora muy tranquila Mérida?

5) Esparcimiento al alcance de todos: hermosos y muy cuidados parques
adornan ciudades como Bucaramanga y Bogotá, donde de manera gratuita las
familias pueden pasar un día de campo en plena ciudad. Algo de eso tuvimos
nosotros hace tiempo, antes de que cayeran en el olvido.

6) Universidades pujantes: cuya eficiencia se mide a través de apósitos
indicadores, que definen su asignación presupuestaria y a las que, por
ley, el gobierno nacional incrementa sus aportes anuales en un porcentaje
no inferior al 30% del incremento del PIB. Mientras, las universidades
venezolanas deben buscar la manera de subsistir, pues el solo pensar en
buscar excelencia es un lujo que no nos podemos dar.

Sin duda Colombia tiene problemas. ¿Qué país no los tiene? Sin duda hay cosas
por hacer. Pero pareciera que va en la dirección correcta hacia una mejor
condición de vida para sus habitantes, dirección ésta siempre opuesta a
aquélla que estamos siguiendo nosotros de este lado de la frontera.

IMPACIENCIA

(este escrito lleva acento solo en la ironia)

Es cierto que en la Venezuela de hoy hay problemas de inseguridad,
inflación, insuficiente suministro eléctrico, desabastecimiento, etc. Sin
embargo, contrariamente a lo que muchos piensan, las causas de dichos
problemas no es que estamos en manos de una partida de incapaces,
corruptos, resentidos y bandidos, todos estos calificativos que
frecuentemente la gente le endilga a los actuales miembros del gobierno,
del presidente hacia abajo. La razón de nuestros problemas este en la
IMPACIENCIA. Veamos:

ELECTRICIDAD: La odiosa oposición se empeña en decir que los problemas en
el suministro eléctrico son producto de la falta de mantenimiento en el
sector y el no cumplimiento de los programas de inversión previstos,
supuestamente por desvío de fondos. Sin embargo, el gobierno siempre nos
aclara que éste es el resultado de la abundante riqueza de que gozamos
actualmente en el país, lo que ha llevado nuestra demanda de energía a
niveles inesperadamente altos. Sería lógico pensar que la mayor demanda
debe contar inevitablemente con una oferta equiparable, a fin de que
efectivamente podamos disfrutar de ese mayor bienestar (vale decir poder
encender el televisor, por ejemplo), y no solo llenarnos con la idea de
que virtualmente estamos mejor (vale decir haber podido comprar un
televisor, aun cuando no pueda encenderlo o se haya quemado en algún
apagón). Pero como esas nociones de equilibrio entre oferta y demanda
suenan demasiado capitalistas, en el socialismo del siglo XXI primero se
ofrece la ilusión de bienestar (al menos asi lo cree el gobierno) y luego
se ofrece el bien demandado. Al final la oferta y demanda se igualarían,
pero a paso de vencedores. Ello equivale a decir que, para mantener la
distancia entre socialismo y capitalismo, tambien debe mantenerse la
distancia entre periodos, por lo que, en lugar de igualar la demanda del
periodo t con la oferta del mismo periodo t, en el socialismo se igualará
siempre la demanda de t, con la oferta de t+h, con h>>>>> y siempre
positivo.

DEVALUACION: el gobierno se vio obligado a devaluar y establecer nuevos
controles en el mercado cambiario porque, el reciente bienestar del que
goza el venezolano, que lo hace sentir que puede comprar de todo, incluso
dólares, aunado al afan especulativo del sector privado, hicieron que la
demanda de divisas creciera muy por encima de la oferta de dolares, que no
es que haya mermado, sino que ahora se ajusta con retardo, tal como se
hace en el nuevo socialismo.

INFLACION: de nuevo, no es que haya inflación. No. Es que hemos alcanzado
un nivel tal de ingresos, que estamos demandando demasiados productos a
una velocidad muy superior a la de la oferta. Oferta esta que por lo
general cubria el sector privado, evidentemente incapaz. Todo ello esta
perfectamente previsto por el gobierno, quien, siguiendo de nuevo esta
premisa del socialismo del siglo XXI de equilibrar el mercado con retardo,
eventualmente lograra satisfacer toda la demanda de hoy, para lo cual debe
primero deshacerse del sector privado y reemplazarlo por un muy altamente
productivo sector publico, tal como se evidencia en las experiencias de
las industrias, haciendas, etc. expropiadas.

DESABASTECIMIENTO: Otra falsedad. Ante la incapacidad del sector privado
de satisfacer la demanda interna, y en consonancia con la creciente
capacidad del sector publico de suministrar sobre todo alimentos y
medicamentos, el gobierno ha importado ingentes cantidades de estos
rubros. El problema de las miles y miles de toneladas (que por muy miles
que sean y por muy toneladas que pesen, parece que siguen siendo poco) es
simplemente el resultado de una inadecuada medicion de la longitud del
rezago con que el socialismo del siglo XXI trabaja, lo que hizo que se
vencieran los productos antes de que llegaran al pueblo e incluso antes de
llegar al país. Hay quien dice que dicho vencimiento se produjo antes de
salir del país de origen.

INSEGURIDAD: El problema de la inseguridad aun no queda claro. Para
algunos es algo meramente ilusorio, producto de una campaña mediatica.
Para otros puede ser el resultado del exceso de armas que el gobierno ha
importado, muy por encima de las que de veras necesita para defender
nuestra riqueza y soberanía. Como buen gobierno socialista, el excedente
lo reparte entre el pueblo.

Como veran es todo cuestión de esperar. Eventualmente lo que necesitamos
hoy estara disponible en el futuro. Quien no disfrute y aprecie el
bienestar que esta gestión nos brinda, es que definitivamente no tiene
paciencia y no sabe esperar. Puede matar el estrés que esa impaciencia le
genera, visitando cualquiera de los abastos bicentenario o biciabastos que el gobierno
inauguro hace poco, seguro de que lo que podra comprar con lo que gana puede
perfectamente ser transportado en una bicicleta. Adios a los hiper y super
mercados!!!. No sabriamos que hacer con ellos.