martes, 12 de agosto de 2014
EL MURO DE MADURO
A fin de combatir el contrabando de extracción, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela considera decretar la construcción de un muro a lo largo de nuestras fronteras terrestres, sobre todo las que colindan con Colombia. Y es que de tanto andar con los chinos, ya al gobierno venezolano se le van pegando las mismas costumbres.
El primer paso fue la destrucción de la historia anterior a Chávez, en una clara imitación de lo que en su momento hiciera el emperador Shih Huang Ti, estratega de la gran muralla china, quien ordenó la destrucción de todos los libros anteriores a él. Siendo que emular tal acción en pleno siglo XXI resulta difícil, el emperador venezolano (actual y predecesor), ordenó se reescribiese la historia venezolana a la medida del gobierno y se repartiera de forma gratuita a todos los estudiantes de las escuelas públicas y se transmitiera por los muchos canales de televisión y otros medios de comunicación con los que cuenta este gobierno. Igualmente, se eliminó o restringió el acceso a todas las estadísticas anteriores al comandante eterno. Las que quedaron públicas, por supuesto, fueron adaptadas. Si no lo cree trate el lector de encontrar, por ejemplo, en la página www.fundayacucho.gob.ve, estadísticas acerca del número de beneficiarios de la Fundación Gran Mariscal Ayacucho desde su creación.
Claro, la construcción del muro tiene que esperar a que se regularice el suministro de cemento y cabillas en el país. Otra alternativa, es que el propio gobierno le compre cemento a los encargados de la misión vivienda, quienes lo revenden abiertamente en la calle al precio oficial, con un cero más a la derecha, siguiendo los paradigmas del mercado que tanto critican. Con respecto a las cabillas, deberá ir a buscar en Brasil las pocas que la destruida Sidor logra producir. Más difícil aún será conseguir obreros dispuestos a trabajar por un exiguo salario, pues dudo que los ´revolucionarios´ mantenidos por el gobierno acepten trabajar por un pago que hasta ahora vienen recibiendo sin esfuerzo. Mientras estos detalles se resuelven, la alternativa es cerrar las fronteras de noche, en horario de 10pm a 5am, tiempo durante el cual se reforzará el patrullaje de las fuerzas armadas. En otras palabras, zamuro cuidando carne, pues si de día los guardias disimulan el cobro de vacunas para permitir el paso de productos al vecino país, de noche no tendrán que privarse de nada.
Pero, si lo ideal es que un país aumente sus exportaciones, ¿cómo es posible que tengamos que llegar a CERRAR nuestras fronteras para evitar que nuestros productos salgan? ¿Se trata acaso de artículos prohibidos o ilegales? No. Hablamos de leche, papel, aceite, cemento, etc. ¿Se trata acaso de productos robados en Venezuela? No. Todos son productos comprados en Venezuela al precio oficial y vendidos en Colombia al precio regular de mercado. ¿Entonces, cuál es el problema?
La razón por la cual estas “exportaciones” no son del agrado del gobierno es porque ninguno de estos productos es producido en nuestro país, puesto que aquí ya nada se produce; solo se importa. Todo lo que no se pudre en los puertos, entra al país para irse directo a la frontera. Y es que mientras el diferencial cambiario entre el debilitado bolívar fuerte y el peso abarate nuestros productos en Colombia, incentivos habrá para que los venezolanos, rojos o del color que sea, prefieran venderlos en el mercado que los pague con la moneda más fuerte. Y no es precisamente en bolívares fuertes.
Esta podría haber sido una oportunidad de oro para la industria venezolana, de estar activa produciendo todo lo que antes producíamos. Estaríamos vendiendo a Colombia, por nombrar un país, grandes cantidades de productos que, al igual que los actuales, serian legales y se comprarían al precio establecido, sólo que saldrían legalmente del país. En otras palabras, estaríamos exportando bienes que se traducirían en divisas que contribuirían a alimentar las reservas internacionales, generarían empleo y aliviarían presiones cambiarias. Eventualmente, estas exportaciones impulsarían incluso una revaluación de la moneda. Ya con anterioridad en nuestro país los gobiernos han recurrido a la devaluación para, no sólo solventar sus cuentas, sino favorecer nuestras exportaciones. China lleva años acusada de, artificialmente, mantener un tipo de cambio que abarate el precio y compense la baja calidad. Pero nunca las devaluaciones han sido tan profundas, tan continuas, ni tan obligantes.
Según declaraciones oficiales, la guardia nacional instalará en el Táchira una comisión permanente para analizar el problema del contrabando a Colombia. ¿Autoevaluación? Esta medida de cierre sin duda no podrá durar mucho tiempo. Así sucede con todas las acciones que el gobierno aplica a la frontera: son absurdas y pasajeras, e ignoran los inconvenientes que puedan causarle al pueblo. Al verdadero pueblo, no al que aparece en los avisos del gobierno pues, definitivamente, Maduro no es pueblo.
viernes, 8 de agosto de 2014
PSICOLOGÍA NO TAN BARATA
El día martes 22 de julio la Asamblea Nacional aprobó Bs 1.433.778.418,20 a fin de que el Ministerio de la Comunicación y la Información pueda combatir la guerra psicológica que el sector privado ha generado en el país y a la que se le atribuye la penosa situación económica en la que nos encontramos. Cifra precisa al céntimo, algo inusitado en un gobierno que no rinde cuentas ni siquiera de los grandes números. Como si el país fuese inmune a la rapiña del gobierno, a la regaladora a países vividores, al cierre de empresas, a las expropiaciones de tierras productivas y a la doctrina del ‘revolucionario mantenido por el gobierno’ que se viene impulsando los últimos 15 largos años.
El propósito de estos recursos no es mejorar nuestra realidad, sino cambiar la percepción que tenemos de ella. Y es que este gobierno de cínicos piensa combatir la guerra psicológica, con psicología. Pero no de la barata; al contrario, muy cara. Pues 1.5 millardos son muchos, muchos recursos que pagaremos todos los venezolanos de una u otra manera. En otras palabras, no son recursos destinados a que ya no hagamos cola o a que no nos atraquen en ella. Son recursos destinados a que, mientras estemos en la cola para comprar harina, leche, cemento o lo que sea, creamos que la escasez es ficticia; a hacernos entender las bondades de recibir sol durante las horas de espera en la cola; a que el tiempo perdido no tenia un uso mejor pues, por el contrario, hasta mejoramos nuestras relaciones interpersonales; a que si mantenemos una mente positiva, seguro no nos atracan. En fin, a cambiar nuestra percepción de la realidad por una que se ajuste más a lo percepción que el gobierno quiere que tengamos de su realidad.
La aprobación de una cantidad tal de recursos por parte de un gobierno monopolizador de los medios de comunicación, para un propósito que cualquier gobierno encontraría imposible de justificar, nos lleva a concluir que definitivamente la oposición venezolana debe ser mucho más fuerte de lo que los mismos opositores pensamos. Y es que, a diferencia de la cuarta, cuando el gobierno tenia una VTV que definitivamente era de todos, el gobierno rojo cuenta con: al menos tres diarios financiados con recursos públicos (Ciudad CCS, VEA y Correo del Orinoco) y otros 100 de menor peso; varios canales de televisión a nivel nacional de su propiedad (VTV, Vive TV, TVES, ANTV, AvilaTV, Telesur, FANTV) o bajo su control total o parcial (Globovisión, Venevisión y Televen, etc) y unas 40 televisoras comunitarias; cuatro emisoras de radio del circuito YVKE mundial oficiales y cerca de 500 emisoras de radio comunitarias; la Agencia Bolivariana de Noticias; las páginas web de todos los órganos del aparato estatal, como parte de la red digital del ministerio de comunicación e información; cuentas twitter y en distintas redes sociales, con funcionarios asignados para su operación. Además, enormes vallas que cubren el país anunciando lo que, de existir, sería obvio y visible; folletos, libros, circulantes, pendones y, no podía faltar, las continuas cadenas que le permiten apropiarse del cien por ciento de las televisoras y radios del país.
Este enorme gasto explica en parte por qué el gobierno revolucionario siempre está en rojo, tanto en su color distintivo, como en cifras de criminalidad y ahora, cada vez mas, en sus balances. Si se destinasen recursos a mejorar la realidad antes que a disimularla, tendríamos sin duda una economía verdaderamente fuerte y habría tanto venezolano buscando irse del país.
Todo parece indicar que mientras peor sea nuestra realidad, mayor será el gasto publicitario del gobierno. Esta situación durará hasta tanto el gobierno reconozca que el problema es real y esté dispuesto a resolverlo, no a maquillarlo. Al fin y al cabo, como dicen los expertos, el primer paso para la cura es que el paciente reconozca que tiene un problema. A ello llegaremos mas temprano que tarde. Espero.
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