jueves, 21 de septiembre de 2017

ES PEOR EL REMEDIO

Según lo anuncia la prensa, en el día de ayer llegaron a Venezuela diez millones de unidades de medicamentos de diversa índole. Así de mal han de estar las cosas que algo tan trivial se convierte en noticia. Llegan muy tarde para el obrero que falleció hace un par de días por no tomar sus medicamentos para controlar la epilepsia; llegan tarde para muchos otros casos de infantes, adultos y ancianos que han muerto por falta de algo tan básico como un antibiótico o una pastilla para controlar la tensión arterial.

No sabemos la calidad de los medicamentos, ni si efectivamente contienen los compuestos que deberían, pero ya podemos ir dudando de su idoneidad. Las razones son varias.

La primera es su procedencia: según indican expertos, muchos de estos medicamentos fueron producidos en Cuba, lo que nos lleva a preguntarnos no solo la capacidad de producción de estos rubros de ese país suspendido en el tiempo, sino cómo es posible que siendo que Venezuela se moldea a imagen y semejanza de ese dinosaurio, ellos si puedan producir algo y nosotros no. ¿Cómo obtienen los insumos? ¿De dónde sale la tecnología para procesarlos bajo los estándares de calidad apropiados? ¿O será que solo nos llega moringa en distintas presentaciones? ¿Cómo es posible que Cuba mantenga un supuesto (de la propaganda roja no se puede dar nada por sentado) Polo Científico del Oeste de la Habana, conformado por 38 instalaciones y 4000 científicos, mientras que en Venezuela ya no tenemos ni despachadores en las farmacias sobrevivientes al huracán socialista?  Todo parece indicar que el destructor eterno, de tanto querer emular a su padre ideológico, llevó a Venezuela a una versión empeorada de Cuba, cosa que no pensábamos fuese posible. Otra prueba de ello es el que hay relativamente más aerolíneas volando hacia La Habana que hacia Caracas; pero este es tema para otra oportunidad.

El otro aspecto, que aumenta las dudas acerca de la calidad de los laboratorios cubanos y la calidad de los productos que estamos recibiendo, es la presentación de los medicamentos. Según denuncias, los medicamentos llegaron sin protección contra la luz, lo cual afecta sus propiedades y compromete su efectividad. Productos que deberían envasarse en frascos oscuros y/o cajas, llegan sin ambos. ¿Será que entre tanto científico cubano nadie conoce este detalle? Detalle elemental pero importante que seguramente es tomado en cuenta en otras circunstancias.

El que guarda en su bolsillo verde los dólares (o serán yuanes?) del sobreprecio de ésta y otras importaciones, seguramente compra siempre whisky del más caro, del que viene en envase oscuro para preservar su sabor y aroma; el mando medio, de bolsillos más reducidos, se contenta con un ron de muy buena calidad, también en envase oscuro. Y no digamos el ladrón raso, que con lo que saca de cada maleta que registra en la frontera, logra comprarse alguna cerveza en botella azul o verde.

Y cuando van a restaurantes finos o en los duty free de los aeropuertos que con nuestro dinero visitan, prefieren llevar siempre a casa aceite de oliva en envase oscuro, sólo porque es más caro y tienen con qué, aunque no entiendan la diferencia entre éste y un aceite en botella clara. O tal vez sea por las propiedades medicinales del extra virgen (como si ellos no tuviese vía libre para salir a hospitales del primer mundo al primer síntoma de resfriado), o para prepararse para las noches de excesos.

Si algo nos ha demostrado este gobierno, además de que en materia de cinismo e incapacidad su límite es el cielo, es su espíritu capitalista llevado al extremo, su hambre de dinero. Nos han demostrado que para ellos, más siempre es mejor, que no basta con haber robado todo lo que ingresó al país y lo que el narcotráfico y el contrabando les generaron. Siempre hay espacio para más ceros en la cuenta, siempre que estén del lado correcto. Nos han demostrado su total falta de humanidad, al poner a disposición de los ciudadanos medicamentos, alimentos, viviendas, servicios, etc. no solo de mala calidad, sino en condiciones incluso perjudiciales para la salud. Basta con ver cómo se derrumban los edificios de la misión vivienda, antes que el propio gobierno que los construyó.


No puedo pues evitar sentir preocupación ante este lote de medicamentos, que además escasamente cubrirán por unos días las necesidades de una parte de la población. Después de todo, la experiencia me ha demostrado que el único laboratorio cubano que funciona bien es el del G2 que produce discordia, división, desaliento y resignación en mi pueblo.