jueves, 12 de mayo de 2011

!Que se vayan!

Esta frase no es nada original. Por el contrario, ha sido utilizada a lo largo de la historia en varias vergonzosas ocasiones, por personajes no menos vergonzosos. Tal vez quienes han escuchado más esta frase han sido los judíos, quienes por siglos han padecido expulsiones ordenadas por gobernantes de muy diferentes países, generalmente acompañas con expropiación de bienes, con incalculables efectos perversos en lo económico, social y demográfico para los países expulsores.

Idi Amin Dada, dictador de Uganda en el periodo 1971-1979, expulsó a la minoría hindú de su país, en un intento por implementar medidas similares a las del régimen nazista, del cual era gran admirador. Lamentablemente, sus rasgos físicos no lo calificaban como ario, por lo que probablemente habría sido buen candidato a las cámaras de gas de haber vivido en la Alemania nazi que tanto admiraba. El problema fue que esta minoría incluía los profesionales más calificados de Uganda, con lo cual revirtió el bajo, pero estable y prometedor crecimiento que la economía venia experimentando. Ese país aun no logra recuperarse del efecto y está y otras medidas adoptadas por Amin, para quien la economía no era sin duda lo fuerte, como lo demuestra el que ordenase imprimir dinero siempre que fuese necesario. De este militar se dice que era analfabeto y que practicaba el canibalismo, amén de otras excentricidades, como la larga lista de títulos auto-atribuidos, entre los que se cuenta el de “Ultimo Rey de Escocia”. Es el creador del slogan político “no obras, sino palabras”, con lo cual se le adelanta a cierto presidente latinoamericano que habla en cadena por horas casi que a diario, lo que le deja poco tiempo para gobernar.

Francisco Macías Nguema fue el primer presidente de la Guinea Ecuatorial post-colonial durante el periodo 1968-1979. Si bien fue electo popularmente, pronto transformó su gobierno en dictadura imponiendo restricciones no menos excéntricas comenzando por propiciar la expulsión de los intelectuales del país y la prohibición del uso de la propia palabra “intelectual”. Al igual que Amin, Macías admiraba abiertamente a Hitler y no dudó en aniquilar alrededor del 12% de la población de su país. Fundó el partido Unión Nacional y prohibió todos los otros partidos políticos, lo cual al parecer estaba de moda si miramos las acciones del “becerro de oro” que reside en una isla caribeña y el cual es adorado por ese presidente latinoamericano que sigue al pie de la letra aquello de “no obras sino palabras”.

El INE reporta que el número de venezolanos en el exterior se ha triplicado en los últimos años. Los destinos principales: Estados Unidos, España e Italia, en ese orden. Datanalisis estima que el 43% de la población venezolana estaría dispuesta a abandonar el país de tener la oportunidad, alegando falta de oportunidades, inseguridad, incertidumbre, entre otros. Supongo que el otro 40% esperamos poder mejorar las condiciones del país en las elecciones del año entrante, mientras que el remanente está conforme con las medidas actuales, incluyendo un “chucuto” aumento de sueldo. La mayoría de los que emigran son personas calificadas, lo que constituye una fuga de cerebros que sólo la ignorancia de la que se huye desestima y conduce a repetir “que se vayan”.

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